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Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el precio del petróleo ha experimentado un constante incremento, impactando directamente en la inflación debido al alza en los costos de la gasolina y el diésel. Ahora, con el conflicto entre Israel y Hamás, el mercado de combustibles podría sufrir nuevas fluctuaciones.

Hasta el momento, la semana pasada, el conflicto en Oriente Próximo ha impulsado los precios del petróleo de manera moderada. Aunque ninguno de los dos territorios es productor, se teme que el conflicto involucre otros territorios, éstos estratégicos en el mercado global de petróleo.

Los futuros del Brent perdían 0.43%, 39 centavos, a 90.50 dólares el barril por la mañana del lunes 16 de octubre. El crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI) caía 26 centavos, a 87.43 dólares el barril, un 0.3%. Ambos referenciales subieron casi un 6% el viernes, con lo que el Bret ganó un 7.5% en la semana y el WTI un 5.9%, como consecuencia de los cálculos de los inversores respecto a la posibilidad de un conflicto más amplio en Oriente Medio. 

Además del petróleo, el gas natural también ha experimentado un aumento significativo en su precio en el mercado europeo. Sin embargo, los analistas apuntan que la posible fuga en un gasoducto que conecta Finlandia y Estonia también influye en esta evolución.

El mayor riesgo que enfrenta el mercado se encuentra en la posibilidad de una guerra entre Irán e Israel, ya que Irán es uno de los principales productores de petróleo y gas a nivel global y tiene la capacidad de bloquear el estrecho de Ormuz. Los expertos advierten sobre las repercusiones a gran escala que tendría un conflicto de esta magnitud.

Aunque la situación ha complicado los planes diplomáticos en la región, se destaca que Rusia y Arabia Saudí han mantenido conversaciones sobre el mercado petrolero y la cooperación en el grupo de productores de petróleo OPEP+. Sin embargo, los detalles de estas conversaciones no han sido divulgados públicamente.